Salud y bienestar

¿Cuáles son las diferencias entre ansiedad y depresión?

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¿Angustia o tristeza? Es importante autoevaluarnos para conocer qué es realmente lo que nos está pasando. Si no sabes cómo hacerlo, acude a un especialista. Ante cualquier signo preocupante… ¡pide ayuda!

La salud mental es una pieza fundamental de la salud de una persona. De hecho, tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".

Gozar de buena salud mental supone un estado de bienestar en el que la persona es capaz de sobrellevar el estrés normal de su vida, de trabajar de forma productiva y desarrollar una rutina sin problemas.

Sin embargo, esto no siempre es posible. A lo largo de los años, una persona puede sufrir ciertas situaciones que derivan en trastornos mentales. Según la OMS, "el 25% de la población tendrá un problema de salud mental en algún momento a lo largo de su vida".

Eso sí, lo importante es saber reconocerlos y actuar a tiempo. En el artículo de hoy, nos centramos en explicar detalladamente la ansiedad y la depresión. ¡Quédate!

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que deriva del miedo, el temor o la inquietud. Antes de entrar en el término, habría que diferenciar entre miedo (donde el usuario conoce la amenaza y está preparad@ para responder) y ansiedad (donde la amenaza es desconocida y existe dificultad para responder ante ella).

La ansiedad forma parte de nuestra vida cotidiana. Algunos ejemplos muy concretos son las entrevistas de trabajo, los exámenes o hablar en público.

Puede que te preguntes… si es algo normal, ¿por qué me afecta tanto? El verdadero problema es cuando esa emoción se convierte en desadaptativa y patológica, dos aspectos que pueden derivar en trastornos de ansiedad a gran escala.

Digamos que la ansiedad cotidiana tiene un desencadenante (conocer gente nueva). En la ansiedad patológica o desadaptativa, ese desencadenante puede que no exista.

Los trastornos de la ansiedad se diferencian de la ansiedad cotidiana por una reacción desproporcionada, es decir, el grado de afección es muy alto y perdura en el tiempo, además interfiere en nuestro día a día.

La ansiedad en el ser humano se presenta a partir de tres niveles de activación bien diferenciados:

  • Nivel físico.
  • Nivel psicológico.
  • Nivel conductual.
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Tipos de trastornos ansiedad

Un trastorno de ansiedad puede derivar en diferentes situaciones, entre las que destacan:

  • Agorafobia. Miedo o trastorno intenso de encontrarse en lugares o situaciones en las que una persona puede sentirse atrapada, indefensa. Generalmente incluye miedo a las multitudes.

  • Trastorno de ansiedad a raíz de una enfermedad. El paciente presenta un cuadro clínico de ansiedad a consecuencia de un problema de salud físico.

  • Trastorno de ansiedad generalizada. Sentir ansiedad de forma excesiva a largo plazo ante ciertas actividades o situaciones puede afectar al desarrollo de nuestra vida cotidiana. En casos más extremos pueden, incluso de forma física. Además, pueden desarrollarse otros trastornos como, por ejemplo, la depresión.

Según la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) afecta a más de un 7% de la población en nuestro país.

  • Trastorno de pánico. Se trata de episodios de gran ansiedad, miedo o terror que alcanzan una cumbre en pocos minutos. Se conocen como ataques de pánico.

  • Trastorno de ansiedad por separación. Este afecta, en su mayoría, en la niñez, ante el miedo extremo a la separación de los padres.

  • Mutismo selectivo. Incapacidad de los niños para sobrellevar una conversación en ciertos momentos de su vida. Esto puede afectar en el desarrollo de su vida, tanto en el ámbito escolar como el social.

  • Trastorno de ansiedad social. Altos niveles de ansiedad, miedo y temor ante ciertas situaciones sociales. ¿Los motivos? Suelen derivar de sentimientos de vergüenza, timidez o preocupación.

  • Fobias particulares. El usuario siente ansiedad ante la exposición de objetos o situaciones particulares. Evitará en la medida de lo posible dicha exposición. En algunos casos, pueden derivar en ataques de pánico. (Ejemplo: fobia a las serpientes).

  • Trastorno de ansiedad a causa de sustancias. Síntomas de ansiedad o pánico producidos por el abuso continuado de sustancias estupefacientes o, en su defecto, por la abstinencia.

  • Trastorno por estrés postraumático. Episodios de gran ansiedad que afectan a una persona que se ha visto envuelta en una situación de peligro. Los síntomas suelen perdurar en el tiempo si no se tratan. (Ejemplo: un secuestro).


Síntomas de la ansiedad

Los síntomas de la ansiedad más comunes son:

  • Nerviosismo, agitación o tensión.
  • Sentir una exposición a un peligro inminente o pánico constante.
  • Aumento del ritmo cardíaco.
  • Hiperventilación o dificultad para respirar.
  • Sudores excesivos.
  • Temblores.
  • Debilidad o cansancio extremo.
  • Problemas para concentrarse o pensar en algo que no esté relacionado con el problema causante de la ansiedad.
  • Dificultad para dormir.
  • Problemas gastrointestinales (acidez gástrica, síndrome del intestino irritable, etcétera).

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¿Cuándo es necesario acudir a un especialista?

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❌ Cuando el problema genera una ansiedad extrema que interfiere en tu vida cotidiana. Te imposibilita trabajar, tener relaciones sociales y otros aspectos.

❌ El miedo, la ansiedad o la preocupación te provocan malestar generalizado.

❌ Comienzas a sentir episodios de depresión.

❌ Intentas calmar tu ansiedad con el consumo de alcohol o drogas.

❌ Asocias la ansiedad a un problema de salud física.

❌ Comienzas a tener pensamientos o conductas autolesivas o suicidas. En este caso, acude a un especialista con urgencia.

Además, conviene destacar cuáles son los factores que pueden motivar el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad, en cualquiera de sus anteriores vertientes:

  • Traumas. Por ejemplo, maltratos o presencia de eventos traumáticos.
  • Estrés ante el padecimiento de una enfermedad. Tener problemas de salud o enfermedades graves pueden generar trastornos de ansiedad.
  • Estrés. Una exposición continua a situaciones de estrés pueden provocar ansiedad excesiva, por ejemplo, preocupaciones derivadas de una situación económica negativa.
  • Personalidad. Las personas con cierto tipo de personalidad son más propensas a sufrir trastornos de ansiedad.
  • Padecer otros trastornos al mismo tiempo, como, por ejemplo, anorexia.
  • Familiares que padecen o han padecido en algún momento su vida un trastorno de ansiedad, ya que pueden ser hereditarios.
  • Consumo de drogas o alcohol. Esto incluye también la abstinencia ante sustancias estupefacientes.


Si no lo trato, ¿en qué puede derivar?

  • Depresión. Comúnmente (aunque depende del paciente) suele darse junto con trastornos de ansiedad u otros trastornos de salud mental.
  • Abuso de sustancias estupefacientes: drogas (de cualquier tipo) y consumo de alcohol.
  • Insomnio o dificultad extrema para conciliar el sueño.
  • Problemas gastrointestinales (acidez gástrica, síndrome del intestino irritable, etcétera).
  • Dolores de cabeza.
  • Aislamiento social.
  • Problemas para desarrollar una vida normal.
  • Pensamientos suicidas e, incluso, llevar a cabo el suicido.
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¿Cómo puedo prevenirlo?

La prevención en estos casos es compleja. Si bien, existen ciertas medidas que pueden reducir la posibilidad o reducir el nivel de los síntomas de ansiedad:

  • Solicita ayuda. En primer lugar, habla con tus seres queridos sobre cómo te sientes. Si ves que eso no calma tu ansiedad, recurre a un especialista.
  • Realiza actividades que te hagan sentir bien (deporte, orfebrería, dibujo…¡todo lo que se te antoje divertido!). Además, interactúa socialmente lo máximo que puedas.
  • Evita, en la medida de lo posible, el consumo de alcohol o drogas. Son dos sustancias que pueden provocar ansiedad o, en su defecto, empeorarla. Si no puedes dejar de consumirlas, pide ayuda a un especialista o busca un grupo de apoyo.


¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno mental más común de lo que pensamos y que debe tratarse consecuentemente para que no derive en casos extremos. Se caracteriza por una tristeza permanente, estado de ánimo decaído y por la pérdida de interés en actividades que antes formaban parte de nuestro día a día y que disfrutábamos.

Sentirse triste no es suficiente para el diagnóstico de la depresión. Digamos que la tristeza es una emoción básica en el ser humano. Tod@s estaremos tristes en algún momento de nuestra vida.

Al igual que la ansiedad, la depresión afecta a la mayoría de ámbitos de la persona que lo sufre. Esto incluye el ámbito personal, el laboral o el social.

Aunque no es una ciencia cierta, lo normal es que los casos de depresión se produzcan durante la adolescencia o a partir de los veinte o treinta años. Aun así, puede aparecer en cualquier momento de la vida. Un dato curioso es que, según diversos estudios, el porcentaje de la enfermedad inclina más la balanza hacia las mujeres que a los hombres

Según datos de la OMS, un hombre tiene la mitad de riesgo que una mujer de sufrir ansiedad a lo largo de su vida.

Síntomas de la depresión

El cuadro que presenta una persona con depresión es bastante amplio en lo que a síntomas se refiere. Además, en algunos casos puede darse de forma aislada y en otros, de forma permanente. Repasemos los síntomas más comunes.

  • Tristeza continua, ganas de llorar, vacío existencial, etcétera.
  • Enfado, irritabilidad y frustración.
  • Pérdida de interés por situaciones que antes suponían algo normal en su día a día. Por ejemplo, las relaciones sexuales o los pasatiempos.
  • Alteraciones del sueño. En algunos casos se puede dar el insomnio. En otros, todo lo contrario, dormir demasiado.
  • Cansancio extremo y falta de energía para cualquier tarea del día a día, por pequeña que sea.
  • Alteraciones alimenticias. Puede darse falta de apetito (adelgazamiento) o antojo de comida (aumento de peso).
  • Ansiedad o inquietud continua.
  • Dificultad para razonar.
  • Sentimientos de culpa.
  • Autorreproches.
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
  • Pensamientos suicidas o conductas suicidas.
  • Problemas físicos, como, por ejemplo: dolores de cabeza extremos, de espalda…

¿Cuándo acudir a un especialista?

Ante cualquier indicio de depresión, es importante acudir a un médico o profesional de salud mental. Sobre todo, en casos en los que se producen pensamientos suicidas.

De hecho, con el objetivo de reducir la posibilidad de que una persona acabe eligiendo el suicidio como única alternativa, el Gobierno de España ha habilitado el teléfono 024, destinado a la atención a aquellas personas con ideas suicidas. Un número corto y totalmente gratuito.

¿El objetivo? Asistir de forma telefónica a todas aquellas personas que puedan tener pensamientos, ideas o riesgo de conducta suicida. El apoyo se lleva a cabo por medio de personal especializado y expertos en estas situaciones.

Conviene mencionar algunos factores que pueden incrementar la posibilidad de manifestar o desarrollar depresión:

Personalidad: baja autoestima, dependencia extrema, ser una persona demasiado autocrítica, muy pesimista…

Situaciones traumáticas o muy estresantes. Al igual que en el caso anterior, e maltrato físico, el abuso sexual, la exposición a la muerte, la pérdida de un familiar, una relación tóxica o problemas económicos pueden desencadenar un trastorno de depresión.

Factores hereditarios. Si en tu familia existen episodios de depresión, es posible que seas propens@ a desarrollar este trastorno.

Un entorno que no brinda apoyo en cuestiones de orientación sexual, puede derivar en depresión.

Tener antecedentes de otros trastornos de salud mental. Por ejemplo, ansiedad, estrés postraumático, trastornos alimenticios, etcétera.

Consumo de alcohol y drogas.

Padecer una enfermedad grave.

Consumo de cierto tipo de medicamentos. En estos casos, conviene comentarlo con nuestro médico para que, llegado el momento, pueda cambiar la medicación.

El Gobierno de España ha habilitado el teléfono 024, destinado a la atención a aquellas personas con ideas suicidas. Un número corto y totalmente gratuito.


¿En qué puede derivar?

La depresión puede provocar cientos de efectos. No solo en la persona que lo sufre, también en sus seres queridos. Además, es un trastorno que si no se trata a tiempo, empeora y puede cambiar totalmente la forma en que desarrollamos nuestra vida. ¿Cómo puede afectar?

  • Si la depresión incrementa el apetito, puede derivar en sobrepeso u obesidad, que a su vez, puede suponer el padecimiento de enfermedades cardíacas o diabetes.
  • Si la depresión disminuye el apetito, puede derivar en otros trastornos como la anorexia o la bulimia. Consulta a un especialista de inmediato en estos casos.
  • Consumo excesivo de alcohol o drogas.
  • Fobias sociales, ansiedad o episodios de pánico.
  • Aislamiento social.
  • Pensamientos suicidas.
  • Automutilación.


¿Cómo puedo prevenir la depresión?

Al igual que en el caso de la ansiedad, no existe una forma específica para prevenir la depresión. Eso sí, existen ciertas conductas que podemos llevar a cabo para reducir la posibilidad de que aparezca:

  • Meditación y medidas para controlar el estrés, mejorar la resiliencia y levantar la autoestima. Puedes hacerlo en casa, por ejemplo, con alguna playlist de Spotify. Suelen ser de mucha ayuda.
  • Rodearse de personas que te quieren. Tus familiares y amigos más cercanos te ofrecerán su apoyo incondicional. Aléjate de las personas tóxicas o con pensamientos negativos en todo momento.
  • Consultar a un especialista. Los psicólogos y psiquiatras son médicos capaces de diagnosticar y tratar cualquier trastorno mental. Que no te de miedo o vergüenza. ¡Es tu salud!
  • En caso de precisarlo, recurrir a los fármacos para ayudar a reducir los síntomas relacionados con la depresión. Recuerda, son bajo prescripción médica. Por tanto, tendrás que acudir primero a un médico y comentarle tu caso. Evaluará los síntomas y te ofrecerá un tratamiento u otro.


Diferencias entre ansiedad y depresión

Modo de interpretación

La persona que sufre ansiedad interpreta el problema como una amenaza y, en su defecto, comienza la sensación de alerta, ansiedad o inquietud. Por su parte, el paciente que sufre depresión, asimila el problema como una pérdida, fracaso o tristeza generalizada.

Tipo de sensación

Aunque en términos de trastornos mentales no se puede generalizar, sí que es cierto que la ansiedad tiende más a los sentimientos de miedo y temor. En cambio, la depresión tiende hacia la tristeza y los estados de ánimo decaídos.

Síntomas

A lo largo de todo el artículo, puedes haber pensado que parecen conceptos sinónimos en cuanto a síntomas se refiere, el caso es que deben tratarse de forma distinta. Debemos prestar atención a los síntomas nucleares.

En el caso de la depresión, derivan en tristeza patológica y pérdida de interés en el entorno, así como la culpa, las ideas relacionadas con la muerte e, incluso, el suicidio.

Si nos centramos en la ansiedad, los síntomas nucleares son totalmente distintos: preocupación, inquietud, miedo patológico, hiperventilación, etcétera.

Tiempos

La ansiedad suele desarrollarse en situaciones que aún no han pasado (en algunos casos, puede que ni lleguen a producirse). La depresión se asemeja más al presente, por algo que ya se ha producido, por ejemplo, la muerte de un ser querido.

Variaciones

Por regla general, la ansiedad no plantea variaciones a lo largo del día (salvo en ciertos casos). Esto suele darse más en los casos de pacientes con depresión.

Algo muy común es desarrollar ansiedad y, en base a ella, derivar en una depresión secundaria. En la mayoría de casos se diagnostican a la vez y pueden tratarse desde el minuto uno.

Según diversos estudios, lo más común es que se desarrollen de manera conjunta, lo que se conoce como comorbilidad. De hecho, cada vez más, se habla de dos trastornos relacionados entre sí. Por tanto, se pueden considerar como dos estados de un mismo trastorno.

A pesar de las diferencias, la OMS, dentro de su Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), incluye el trastorno mixto ansioso-depresivo, en el que se dan posibilidades de combinación de síntomas propios de la ansiedad y de la depresión.


¿Puedo sufrir ambas al mismo tiempo?

Como decíamos, al poseer algunas características similares es posible que alguien pueda experimentar depresión y ansiedad al mismo tiempo. Además, es algo muy común. En la mayoría de casos, las personas con trastorno de ansiedad derivarán en depresión.

Otra posibilidad es que el paciente sea diagnosticado con uno de los dos trastornos, pero también desarrolle síntomas del otro (si bien, el nivel de desarrollo no es suficiente para diagnosticarlo).

Tratamiento de la ansiedad y la depresión

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La depresión y la ansiedad suelen tratarse de forma parecida. En ambos casos, se ofrecen dos características principales de tratamientos. Por un lado, las terapias psicológicas y, por otro, los medicamentos.

¿En qué consiste la terapia psicológica? Básicamente en acudir a un especialista en la rama de la psicología para transmitirle los pensamientos y sentimientos y que a raíz de ello, el experto evalúe qué tipo de estrategia seguir. Por ejemplo, una terapia conductista-cognitiva.

Por su parte, los medicamentos, comúnmente conocidos como antidepresivos, se diagnostican para tratar ciertos efectos y síntomas que sufre el paciente. Los más habituales son los inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina (SSRI), aunque existen otros muchos.

En la mayoría de casos, la terapia y los fármacos van de la mano. Todo dependerá del cuadro clínico del paciente, de la gravedad del caso y los síntomas.

Cualquier síntoma equivalente a un trastorno de ansiedad o depresión no debe dejarse de lado. Es importante reconocer los síntomas y pedir ayuda. Si te surgen dudas, contacta con tu médico. Te ayudará a entender la situación y te dará el apoyo necesario para solucionarlo.

Los especialistas en psicología aplican un trabajo multidisciplinar de forma integral con el objetivo de identificar las causas de la enfermedad y, en base a ellas, abordarlas de manera individual con los tratamientos más adecuados y eficaces, según el perfil de paciente y cuadro clínico.

Vale, puede que estés pensando que l@s psicólog@s son extremadamente caros y que no puedes permitirte un@. Bien, con las pólizas de salud eso es cosa del pasado.

Podrás acceder a un amplio cuadro médico de especialistas en la rama de psicología pagando una cuota mensual. Eso sí, antes de decidirte, ten en cuenta las limitaciones (por ejemplo, número de sesiones) y los periodos de carencia.

Por eso es importante comparar. Y… como expertos en comparadores, en Tarify encontrarás las ofertas de seguro de salud más completas y competitivas del mercado. ¿Te interesa? Accede al siguiente enlace para conocer las compañías con las que trabajamos.

Recuerda, cuidar tu salud mental es el primer paso para una vida sana. ¡No lo dejes pasar!

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