Salud y bienestar

5 fases del duelo tras el fallecimiento de un ser querido

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Al perder a un ser querido, el individuo atraviesa estas cinco fases de duelo.

El fallecimiento de un familiar o ser querido es uno de los momentos más duros a los que tiene que enfrentarse una persona a lo largo de su vida. Su pérdida genera una situación de duelo que, según el modelo de Elisabeth Kübler-Ross se identifica con cinco fases bien diferenciadas.


Modelo Elisabeth Kübler-Ross

Elisabeth Kübler-Ross (1926 - 2004) fue una psiquiatra y escritora suizo-estadounidense considerada una de las mujeres expertas en situaciones cercanas a la muerte.

Estuvo trabajando muchos años en unidades de cuidados paliativos, motivo por el cual mantuvo contacto con infinidad de personas que sufrían el duelo tras el fallecimiento de un ser querido.

Por esto precisamente decidió desarrollar un modelo que establece cinco etapas a las que se enfrenta una persona tras la muerte de un ser querido. Lo denominó modelo Kübler-Ross.

Estas etapas, normalmente se desarrollan en orden y de forma secuencial. Si bien, no todas las personas desarrollan el mismo proceso, pudiendo desarrollar todas, parte de ellas o ninguna.

Nos encontramos ante cinco estados mentales que desarrolla la persona damnificada desde que se produce el fallecimiento hasta que se acepta esta nueva situación.

1. Primera etapa: negación

Cuando una persona nos deja, lo más habitual es negar la realidad existente como una forma de amortiguar el duro golpe que supone su pérdida. Esta etapa permite al doliente asimilar poco a poco esta nueva situación.

La negación se puede producir de forma explícita, es decir, el individuo puede desarrollar conductas que muestran la negación in statu quo. También puede darse de forma no explícita, es decir, tratar la situación como una ficción transitoria.

2. Segunda etapa: ira

Cuando la etapa de negación llega a su fin, comienzan los sentimientos de shock, impotencia y rabia, lo que el modelo Kübler-Ross define como etapa de la ira.

Se trata de una etapa transitoria de frustración en la que el individuo es consciente de una situación irreversible: el fallecimiento de un ser querido.

Uno de los aspectos más comunes en esta etapa es la búsqueda de un culpable o culpables de la situación. No tiene por qué ser un tercero, también puede atribuirse la culpa a un@ mism@.

3. Tercera etapa: negociación

En esta fase, el individuo guarda la esperanza de que esa situación pueda revertirse. Puede darse en momentos previos al fallecimiento o después de producirse.

Es habitual que se planteen estrategias y preguntas tipo: ¿Cómo podría hacer que cambie esta situación? ¿Qué habría pasado si hubiese hecho algo al respecto?

Digamos que esta tercera etapa plantea un escenario ficticio de lo que el usuario cree que podría suceder y alivia su dolor aferrándose a una idea ilusoria. El problema es que no podrá hacer nada para cambiarlo y esto dará lugar a la siguiente fase.

4. Cuarta etapa: depresión

El periodo de depresión muestra la realidad tal y como es. El individuo comienza a sentir la pérdida de una forma explícita y genera sentimientos de tristeza y desesperanza, ligados a otra sintomatología de la depresión, como por ejemplo: aislamiento social o falta de motivación.

El individuo que se encuentra en esta fase puede pensar que la vida ha dejado de tener sentido. Sin embargo, el tiempo es el mejor compañero para este tipo de situaciones. Trabajando juntos podrá aliviarse el dolor secuencialmente.

5. Quinta etapa: aceptación

Una vez atravesadas las etapas de negación, ira, negociación y depresión se produce un cambio de paradigma: la fase de aceptación de la pérdida del ser querido.

Podría definirse como la calma tras la tempestad, es decir, comprender la pérdida como algo natural en la vida humana y aceptar la situación como algo que ocurre día a día en cualquier parte del mundo.

Este proceso difiere de unas personas a otras. Lo importante es tomarse el tiempo necesario para equilibrar los pensamientos negativos y gozar de una salud mental lo más sana posible.


Seguro de decesos: cobertura de asistencia psicológica

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El duelo es un proceso que todos tendremos que afrontar tarde o temprano. La vida es un periodo efímero del que formamos parte y que en algún momento finaliza su recorrido.

La pérdida de seres queridos, independientemente del motivo, supone un dolor intenso. Por eso, recurrir a organismos especializados para que nos ayuden a aliviar la situación es muy recomendable. Pedir ayuda es de valientes.

La mayoría de los seguros de decesos, además de los gastos derivados del fallecimiento y de la ceremonia, incluyen entre sus coberturas la asistencia psicológica a los familiares.

Las entidades aseguradoras ofrecen al cónyuge o ascendientes/descendientes de primer grado la posibilidad de acceder a un psicólogo de apoyo a la gestión del duelo.


Características de la garantía de asistencia psicológica

  • Este servicio puede solicitarse durante los 6 meses posteriores al fallecimiento (aunque depende de la aseguradora con la que se contrate).
  • Está limitado a un único familiar (en caso de querer ampliarlo, debe pactarse con la entidad aseguradora).
  • Tiene un número limitado de sesiones (presenciales o telemáticas), normalmente seis. Puedes concretar el número de visitas con el psicólogo a la hora de contratar la póliza de decesos.
  • Recuerda, la entidad aseguradora tendrá que facilitar un psicólogo dentro de la provincia de residencia del solicitante.

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