Estufa de gas o de parafina: cuál es mejor
Los calefactores, ya sean de gas o de parafina, ayudan a mejorar el rendimiento energético de tu hogar y, sobre todo, a calentar grandes estancias en poco tiempo.

Seguro que muchas veces has oído hablar de las estufas de gas o de parafina y te has preguntado qué es lo que las diferencia. Si estás buscando un nuevo calefactor para hacer más cálidas esas frías noches de invierno o, simplemente, para ahorrar en tu próxima factura, aquí tienes toda la información. Porque tu hogar es lo primero.
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Qué son las estufas de gas
Las estufas de gas son quemadores que, mediante la combustión del butano, generan calor, vapor de agua y dióxido de carbono. Normalmente, el calefactor cuenta con un espacio en la parte posterior para situar la bombona de la que obtiene el combustible.
Tipos de calefactores de gas
Según el proceso que emplean para producir calor, las estufas de gas se clasifican de la siguiente manera:
Gas radiante o infrarrojos. Las estufas de gas radiante emiten el calor por radiación a una elevada temperatura. Consume unos 300 gramos de gas por hora y se recomienda usarlas en habitaciones amplias.
Catalítica. Este tipo de calefactores producen calor mediante convección a una menor temperatura que las anteriores. Por ello, son más seguras y el riesgo a quemarse cuando las manipulamos es reducido. El proceso de convección consiste en generar aire caliente que, poco a poco, va desplazando el aire frío de la estancia hasta elevar la temperatura de toda la habitación. Son las que más se utilizan a día de hoy y su consumo (140-200 gramos/hora) es menor que el de las estufas de gas radiante.
Estufas de llama azul. constan de un funcionamiento por convección muy similar a la catalítica, con un mayor aprovechamiento del gas. Lo que las diferencia de las dos anteriores es que la llama del quemador es de color azul. La combustión se produce a temperaturas mucho más elevadas, generando más calor para caldear grandes estancias y manteniendo un consumo medio que ronda los 300 gramos por hora. Por esta razón, no se aconseja su uso en habitaciones de menos de 15 metros cuadrados.
En cuanto a las marcas de estufas de gas, una de las más reconocidas es Orbegozo, que dispone de calefactores con los tres tipos de quemadores. El precio ronda entre los 70 y los 125 euros.
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Ventajas y desventajas de las estufas de gas
Las principales ventajas que caracterizan a las estufas de gas:
Rapidez.
Facilidad de uso.
La posibilidad de regular la temperatura deseada.
Escaso mantenimiento y limpieza.
Al no depender de la electricidad para generar calor, este tipo de calefactores son muy útiles para zonas donde hay cortes en el suministro de la luz habitualmente.
En cuanto a las desventajas:
El elevado peso. Lo que dificulta su desplazamiento.
El riesgo de quemaduras por contacto.
La imposibilidad de utilizarlas en estancias pequeñas (menos de 8m2) y sin ventilación adecuada.
¿Son seguras las estufas de gas?
Es habitual que exista la preocupación de la seguridad en el hogar cuando hablamos de este tipo de estufas que consumen el oxígeno y emiten dióxido de carbono. Sin embargo, actualmente todas las estufas que se venden en el mercado de forma legal están equipadas con unas medidas de seguridad que ayudan a evitar cualquier accidente doméstico:
El corte de gas por ausencia de llama, que bloquea la salida de gas en caso de que se apague la llama.
El corte de gas por contaminación de la atmósfera, que actúa para evitar la intoxicación de la estancia cuando la combustión produzca monóxido de carbono y se reduzcan drásticamente los niveles de oxígeno.
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Qué son las estufas de parafina o keroseno
Las estufas de parafina, también conocidas como estufas de keroseno, utilizan este combustible para generar calor y calentar grandes superficies. Son silenciosas, portátiles, calientan de forma rápida, y no precisan de una instalación específica. Sin embargo, sí necesitan un mantenimiento básico para asegurar su funcionamiento seguro y eficiente.
Su bajo consumo hace que tengan un mayor rendimiento energético.
Su consumo ronda entre los 0,1 y 0,3 litros por hora. Cabe destacar, que un bidón de keroseno de 20 litros cuesta en torno a los 40 euros, aunque el precio puede variar en función de la región o el proveedor.
Tipos de calefactores de parafina
Los calefactores de mecha funcionan a base de combustible, que se puede comprar en tiendas de bricolaje. El encendedor prende la mecha, que a su vez calienta el combustible. El único inconveniente es que, una vez llenado el depósito, hay que esperar media hora antes de encenderla para que la mecha se empape correctamente del combustible.
Estufa electrónica o láser. Esta sí necesita estar enchufada a la corriente eléctrica y, gracias a ello, existe la posibilidad de programarla diariamente de forma sencilla con la temperatura y el tiempo deseados. Además, cuenta con una función de ahorro de combustible que hace que tenga más potencia y consuma menos.
Ventajas y desventajas de las estufas de parafina
Entre las ventajas de los calefactores de keroseno destacamos:
Alto rendimiento.
Generan poca humedad, produciendo un calor seco que mejora la sensación térmica.
Calentar grandes espacios.
Poseen una gran eficacia energética.
Su precio es reducido y no precisan de ningún tipo de instalación.
Respecto a las desventajas:
Fuerte olor a combustible que emiten al encenderse y apagarse, por lo que se recomienda utilizarlo en espacios bien ventilados.
Es importante vigilar la producción de gases de monóxido de carbono que, en grandes cantidades, puede resultar muy peligrosa.
¿Son seguras las estufas de parafina?
El keroseno es un combustible derivado del petróleo que se utiliza desde hace años para calentar y cocinar. Su inhalación o exposición a la sustancia en exceso puede ser perjudicial y provocar enfermedades pulmonares.
Actualmente, las estufas de parafina emplean este combustible y -aunque el riesgo nunca es nulo- sus sistemas de seguridad han evolucionado mucho, reduciendo este riesgo al mínimo posible. Estos calefactores disponen de sistemas antivuelco y sensores que detectan la cantidad de dióxido de carbono que hay en el ambiente y frenan el gas en caso de que sobrepase los límites seguros.
Entre los dos tipos anteriormente mencionados, la estufa de gas -a pesar de ser más cara que la de parafina- es la mejor opción para ahorrar en los recibos de la luz y sobre todo, es mucho más rápida a la hora de calentar grandes habitaciones.
Además, al no utilizar keroseno, son más seguras. Aunque las estufas de gas también terminan sobrecargando el aire de dióxido de carbono y es necesario ventilar la estancia de vez en cuando. Por lo tanto, no depende tanto del combustible utilizado sino del uso responsable que se haga de él.
La mejor manera de prevenirlo es utilizando correctamente el calefactor y tener en cuenta las siguientes medidas de seguridad:
Es recomendable esperar unos minutos antes de mover o desplazar por la casa una estufa recién encendida. Esto hará que el gas de la bombona se estabilice y evitaremos posibles explosiones de gas.
No deben usarse en habitaciones demasiado pequeñas ni en cuartos de baño. Las estancias en las que se use el calefactor deben de estar bien ventiladas para que circule el aire.
Las estufas de gas o de parafina deben apagarse antes de ir a dormir.
No se debe colocar ropa encima de los calefactores ni situarla cerca de objetos hechos con material inflamable. Debe haber una distancia mínima de un metro entre el aparato y cualquier mueble para evitar incendios.
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