Adquirir una segunda vivienda: pros y contras
Las segundas viviendas se vuelto a han poner de moda en España. Si estás pensando en comprar una, no te pierdas estos detalles.
Comprar una segunda vivienda es un tema que requiere de una profunda reflexión, por ello es importante tener en cuenta algunos aspectos para que a largo plazo esta decisión no se convierta en un lastre económico. Hoy, en Tarify te comentamos los pros y los contras de adquirir una segunda vivienda en 2018.
1. ¿Necesitas una segunda vivienda?
Antes de embarcarse en la compra de una segunda vivienda conviene analizar muy bien si realmente se necesita dicho inmueble y la amortización que le vamos a dar. Generalmente, este tipo de viviendas se suelen adquirir como una inversión, es decir, además de su disfrute, también se suelen utilizar para recibir algún tipo de remuneración económica, ya sea por alquiler o para su posterior reventa.
Si la compra de la segunda vivienda está destinada al disfrute personal, convendría valorar si merece la pena realizar un desembolso económico al contado o distribuido en varios años (hipoteca) para utilizar el inmueble una o dos veces al año.
Es necesario calcular cuántas veces al año va a utilizarse, puesto que si el principal objetivo de la compra es amortizar la vivienda para el disfrute, no conviene que la propiedad esté muy alejada de la residencia habitual, ya que habría que sumarle los gastos de desplazamiento.
2. ¿Compra o alquiler?
Si durante gran parte del año la vivienda no estará ocupada, la mejor opción es alquilarla. El alquiler vacacional es uno de los aspectos más valorados tanto por los propietarios de hogares habituales como de segundas viviendas, y que más ha crecido en los últimos años. Plataformas como Airbnb o Wimdu sirven para promocionar tu vivienda y hacerla más atractiva de cara a un posible alquiler vacacional.
No conviene que la propiedad esté muy alejada de la residencia habitual
También se tendrá que valorar la rentabilidad que se espera obtener de dicho arrendamiento. En este sentido entra en juego la ubicación de la vivienda, la estacionalidad y los precios del alquiler en esa zona. Si la propiedad está ubicada en un destino turístico que pueda utilizarse durante todo el año, su atractivo para alquilarla a un tercero aumentará.